"No es un atracador culaquiera..",comentan con perplejidad ciertos habitantes del sector Barrio Venezuela y la Bocaína,de la Parroquia Miguel Peña, ante la incesante ola de rumores que ha desatadolas travesuras del extraño ciclista nocturno. Fungiendo como recolector de chatarras,aprovecha su otro oficio: atracar a los transeúntes.Lo extraño del caso es que sus víctimas son únicamente damas indefensas, a quienes amenaza con que las va aultrajar si se niegan a entregar, llamese bolso o bolsa que llevan en la mano, o alguna de sus pertenencias.
Pero más insólito todavía es que, el arma que esgrime para someter a sus presas no es un revolver y mucho menos un machete cualquiera. Es su miembro viril que cual lanza en ristre utiliza para atacar a las desprevenidas muchachas que deambulan por la noche. Y según el testimonio de una de ellas,a "decir verdad, Dios lo dotó muy bién en esa materia".
El pánico y hasta el comentario jocoso se ha ido apoderando de la colectividad,debido a sus múltiples facetas con que se presenta al filo de la oscuridad.Algunas veces se le ha visto con barba montaraz y muy andrajoso;otras veces aparente juventud con un corte de chamo waperó; una viejita alega que en una de esas noches,mientras trataba de someter a la fuerza en su triciclo a una joven ,se le cayó una gorra de reggaetonero y un blackberry.Y otros hasta juran que lo vieron en sendas ocasiones vestido a la usanza de gitano y musulmán.
A medida que el "asaltante del triciclo" lo va devorando la leyenda, las noches habituales de antaño en este populoso sector,donde sólo se le temía era al atracador clásico,no han vuelto a ser las mismas.Hay más de un marido celosos y despechado por las fechorías persistentes del ciclista morboso, que hasta se han organizado en cuadrilla para hacer vigilias programadas, porque esperan, más temprano que tarde,según lo anunció uno de estos vecinos, "le vamos a dar machete, al machete de carne de ese bandido.